lunes, 9 de noviembre de 2009

"Problemática ambiental"






El Paraná de las Palmas recibe un sinnúmero de descargas cloacales, desechos industriales y agrotóxicos. Aguas abajo se encuentran las tomas que proveen de agua potable a Buenos Aires, La Plata y sus alrededores, donde vive un tercio de la población de Argentina.









La sedimentación en el Río de la Plata






Su lecho está ocupado por bancos de arena y arcilla que obligan a su permanente dragado para posibilitar la navegación. Dicho método no suprime las causas de la potente sedimentación sino que solamente atenúa sus efectos, reflejo de procesos de erosión hídrica que ocurren a miles de kilómetros de distancia. Algunos signos reproducen espectacularmente su impacto sobre las economías vinculadas a los puertos de los ríos Paraguay, Paraná y de la Plata, que exportan aproximadamente 20 millones de m³ de sedimentos de los canales de acceso, a un costo de 20 millones de dólares anuales.








Calentamiento Global en la Argentina


Mapa de la Argentina y de las consecuencias del Cambio Climatico

La contaminación, las grandes represas y los cambios climáticos amenazan con destruir algunos de los ríos más importantes del mundo en las próximas décadas, lo cual será agravado por la escasez de agua que extinguirá numerosas especies acuáticas

La cuenca del Plata es una de las reservas de especies animales y vegetales más importantes del mundo

Viven allí y sólo allí 355 especies de peces; abarca cerca de tres millones de kilómetros cuadrados y es la segunda más grande de Sudamérica




CAMBIO CLIMATICO: UN ESTUDIO DE CIENTIFICOS ARGENTINOS Y URUGUAYOS



Prevén para los próximos años más inundaciones en la Argentina


En cinco décadas el caudal de los ríos Paraná y Uruguay creció entre un 30 y un 40%. Llovió hasta un 30% más en el Río de la Plata, cuyo nivel aumentó. En Capital llueve 350 milímetros más al año que hace un siglo.



Los científicos son contundentes: si los funcionarios y los técnicos no tienen en cuenta los efectos del calentamiento global —que ya se observan en toda la franja costera del Río de la Plata, y en el río mismo—, el aumento de tormentas y la mayor intensidad de las sudestadas implicarán pérdidas millonarias a causa de las inundaciones, las que además serán cada vez más frecuentes.

El calentamiento del planeta causado por la emisión de gases de efecto invernadero ha provocado un incremento en el nivel del mar. Y éste, a su vez, ha hecho subir el nivel del Río de la Plata en 17 centímetros durante el siglo pasado.

"Unos dos tercios de ese aumento se produjeron en los últimos 40 años, y la tendencia es positiva, a razón de 2 a 3 milímetros por año", señala el doctor Vicente Barros, titular de Climatología en la UBA e investigador superior del Conicet.

Esto se combina con otros efectos del cambio climático. Casi todos ellos conducen a lo mismo: más agua y, además, en una larga y ancha franja costera —del sur del Delta hasta Punta Rasa, extremo sur de la bahía Samborombón— ya de por sí afectada por una fuerte erosión. Una franja donde las construcciones y las obras públicas avanzaron sin atender a estos fenómenos naturales, y donde continúan proyectándose sin tener en cuenta el cambio climático.

Equipos de científicos de ambas orillas, en el marco de un programa financiado por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF), estudiaron desde varios ángulos lo que está ocurriendo y bosquejaron lo que puede llegar a suceder.

Observaron, por ejemplo, que en las últimas cinco o seis décadas llueve de un 20 a un 30 por ciento más en la cuenca del Plata. Que los caudales del Paraná y del Uruguay se incrementaron entre un 30 y un 40 por ciento. Que de las cuatro grandes crecidas del Paraná a partir de 1931, tres se registraron en los últimos veinte años.

Esto ha traído algunos beneficios a la Argentina. Hubo más energía hidroeléctrica en Salto Grande. El área cultivable se amplió hacia el oeste. Y en general toda la zona agrícola se volvió más productiva.

Pero las cosas son diferentes en nuestra costa rioplatense. No todos los centros urbanos pueden tolerar el aumento de las lluvias. En la Capital Federal, por ejemplo, en los últimos años cayeron unos 1.300 milímetros; son 350 milímetros más que hace un siglo. Y como también se han hecho más reiteradas las tormentas intensas, también lo son las inundaciones.

Además, los vientos en el Río de la Plata han rotado hacia el este, lo cual, sumado a la elevación del nivel del río, implica mayor incidencia de las sudestadas.

El doctor Roberto Kokot, geólogo y docente de la UBA, junto con el geógrafo Sebastián Ludueña, trazaron mapas de las áreas que se anegan: cada año quedan bajo el agua 583 kilómetros cuadrados.

"Esto es lo que está sucediendo ahora, sin tener en cuenta el aumento del nivel del mar ni la erosión —apunta Kokot—. Por el cambio climático va a haber más frecuencia de tormentas, por lo que esos períodos de recurrencia pueden ser más cortos".

¿Cuántos edificios públicos, escuelas, fábricas, espacios recreativos pueden resultar dañados si todos esos factores se combinan entre sí, potenciados por cambios climáticos cuya magnitud a futuro se ignora? ¿Cuántas personas pueden resultar perjudicadas?

La doctora Claudia Natenzon, docente en la carrera de Geografía de la UBA y especialista en problemáticas del riesgo ambiental, lideró una investigación sobre el tema. Si bien en la peor inundación rioplatense, el agua llegó a la cota de los 3,90 metros sobre el nivel del mar, el equipo relevó la afectación que causaría si alcanzara los 5 metros, ya que no existen mapas topográficos costeros inferiores a esa cota.

Según el último censo, en 2001 vivían en esa banda casi 1,9 millón de personas (lo cual no significa que todas llegaran a ser víctimas de la crecida). El daño potencial alarma: en esa franja, en la Capital, hay ahora 144 centros de salud y 1.771 establecimientos educativos; en La Matanza, 91 y 746 respectivamente, y 474 industrias; en Quilmes, las fábricas son 1.268.

Pero los científicos no quieren hacer previsiones catastróficas. Pretenden simplemente que, a la hora de planificar, las autoridades y los técnicos tengan en cuenta sus investigaciones.

"Las obras públicas que tenemos hoy fueron hechas para un clima que ya se modificó —señala Barros—. Y ningún plan maestro tiene en cuenta el cambio climático".



Calentamiento Global

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